lunes, 31 de diciembre de 2012

Los días no vividos.

No hay mucho más que decir.

El año llega a su fin, y como todos, hago balance de los acontecimientos. Sopeso los buenos momentos; con un suspiro, recuerdo los "no tan buenos". Repaso cuidadosamente cada mes, cada semana, cada día, cada hora, y entonces, caigo en la cuenta. ¿Qué importa lo ya vivido?

Llevo todo el día rememorando mi 2012, y resulta que lo que más me interesa es pensar en los días no vividos. No puedo evitar imaginar cómo estaré dentro de 365 días, en las mismas circunstancias. Cómo será enero, y febrero, y marzo. Y cada mes. ¿Cómo sobreviviré a otro verano? ¿Iré a un San Juan en Coruña? ¿Haré el maratón de películas de Star Wars? ¿Repetiré piso con ellas? ¿Seguiré siendo una náufraga vagabundeando por la vida?

No quiero seguir recordando paseos bajo la lluvia y tardes con el chico friki, días interminables en la biblioteca o comidas en la facultad. No quiero pensar en el 28 de enero, el 23 de abril o el 8 de mayo; ni siquiera, en el día que volví a Galicia después de las vacaciones. Basta de 2012 y sus descubrimientos en música y literatura; prohibido volver a los rincones de Santiago y las amistades hechas. Se acabó, ya ha terminado, no hay más. Y el único pensamiento que se cuela, el único número capaz de atravesar el muro impuesto, es un 3. Un sencillo y corto 3.
Y sin quererlo, de ahí, vuelve a fluír todo.

2013, y seguimos luchando contra el mundo. Felices días no vividos a todos.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

New Horizons

A estas alturas, cualquiera que lea estas entradas sabrá de sobra que, al menos a una de las tres creadoras, le obsesiona el paso de los meses. Noviembre no iba a ser diferente (por si había dudas).


Pero supongo que algo ha cambiado. Aún no sé bien el qué, pero hoy desperté con la sensación de que el mundo se estaba moviendo de manera distinta; todo estaba en orden y sin embargo un grito mudo rasgaba la realidad.

¿Sería yo misma? Hoy, mi forma de mirar las calles era distinta, y eso que el gris permanente de Santiago reinaba en el cielo; hoy la gente tenía otro aspecto, a pesar de llevar las mismas tonalidades de negro y marrón que todo el otoño. Hoy, la rutina brillaba en el universo y yo consideraba la mañana como el preludio de algo muy importante.

Y entonces, como por arte de magia, en mi ipod sonó el último single que escucharé de uno de mis grupos preferidos. Y la voz de Lacey me susurraba ese cambio a modo de secreto: nuevos horizontes. Hoy es otra oportunidad de modificar algo, de crear el caos a tu alrededor, de hacer un camino distinto para volver a casa. Hoy, como cada día, ha amanecido. Y lo hará hasta el final de los tiempos. ¿Quién dice que no hay segundas oportunidades si hay 365 días al año?

Nuevos horizontes, nuevos cambios diarios. Feliz Noviembre a todo el mundo.



When the time keeps going wrong, we go right.

jueves, 18 de octubre de 2012

Era Octubre


y los fantasmas retornaban todos a la vez. Y ya se sabe:


[...] el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban".

                                                                                                                                                                           
                 

                                                                                                                                                                       "El coronel no tiene quién le escriba", G. G. Márquez.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Nadie escucha aquí y, aún menos, nos ven.




Es escuchar los primeros bocinazos y acordes de esta canción y mi piel se eriza. Supongo que es por el hecho de sentirme tan identificada con la letra, por ser capaz de fundirme con su música; quizá sea porque la voz de Santi vuelve a dejarme sin palabras.

Vivir a mil kilómetros del Todo, y de repente, darte cuenta de que la Nada puede convertirse en tu mundo. Pensar que Galicia es mi Universo particular, mi mundo dentro del Mundo, mi rincón; en una sociedad en la que el pasar desapercibido ya no es una desgracia sino un don y la invisibilidad, un deseo de muchos, la oportunidad de tener un Universo Infinito en el que poder olvidar el pasado (2011= 1999) es algo que agradeceré eternamente.

¿Qué nos queda? Encontrar un refugio. Y reunir fuerzas, levantarnos, seguir adelante. Porque si algo he aprendido este año es que no somos perfectos témpanos de hielo: caemos, pero no nos fragmentamos en mil pedazos. No nos derretimos, sobrevivimos.

No sé qué me deparará el año próximo, y empiezo a cansarme de que me quite el sueño. Como ya hice hace casi cuatro meses, voy a dejarme llevar. Además: sólo a veces recuerdo a mi Sur.


jueves, 26 de abril de 2012

ABRIL.


No hay nada más. Abril pasará dentro de cuatro días como otro mes, cansado, rutinario, efímero.
¿Volátil?

Abril, el nuevo Octubre Eterno. Mes de echar de menos, de recomponer ausencias de Marzo. De lluvia (conocida a nivel nacional como "ciclogénesis explosiva"; para nosotras, lluvia), aguaceros y paseos a Follas Vellas. Mes de literatura, papeles amarillos y fragmentos de libros que se cuelan por toda la ciudad; tinta que augura el recuerdo de personajes que nos quitaban el aliento con sus palabras.

Sí, Abril. Abril lluvioso, y seco, y cansado. Abril de nervios y distancia, de Sur y Norte. Madrid, y todo lo que conlleva; Coruña, y todo lo que representa. Santiago, y todo lo que se queda. Mes de la Danza, del Libro, y de rosas rojas y espigas.

Quizá sólo sean 30 días más en mi calendario. Quizá los recuerdos devueltos marchen de nuevo en Mayo y haya que recuperarlos en Junio. De momento, volvemos a ser tres.

Y lo que nos queda.

viernes, 30 de marzo de 2012

Let's go back to the start.

Nadie dijo que sería fácil.
Nadie aseguró dicha, ni tranquilidad o paz. Nadie pudo prometer bienestar o felicidad eterna.

Al fin y al cabo, ha de haber un equilibrio: cuando todo va bien, algo se torcerá para equilibrar la balanza de nuestra existencia. Y lo contrario ocurre cuando vas cayendo, necesariamente sucede algo bueno para paliar el golpe. Así, vamos avanzando lentamente, a base de caídas rápidas y parones en seco, salvavidas y paracaídas que suelen abrirse a un metro del suelo. Poco a poco nos hacemos a la idea de que siempre será así, y el susurro confidencial de "sólo es una mala racha" deja de enfurecernos o calmarnos.

Todo evoluciona, todo avanza, todo sigue. Volveremos a caer y a levantarnos, porque no aprendemos a esquivar los golpes. ¿Por qué? Sencillo: nos hacemos sabios ante el fracaso y el error, si dejáramos de equivocarnos no sabríamos levantarnos con más fuerza. No todo el mundo consigue resistir, no todo el mundo es fuerte. Pero vamos recomponiéndonos poco a poco, con paciencia, asumiendo que la vida es injusta y cruel, que vivir es fácil y sobrevivir, complicado (pero no imposible).

Lo fácil no llena, no completa ni satisface. Y con todo, creo que es necesario recordar que para sobrevivir a algo, primero hay que vivirlo. Vivir al máximo, cayendo y levantándonos cada vez. Si en algo se basa la felicidad es en experimentar todo tipo de sensaciones y vivencias. Y cuando todo va mal, ya sea por la teoría de la balanza equilibrada, o por la de aprender a base de caídas, sabemos que al final, habrá calma, habrá paz.

Vivamos, porque todo va a acabar bien. Y si no, es que no es el final todavía.

domingo, 18 de marzo de 2012

¿Cielo? Podemos ir más allá


Podemos ir a cualquier lugar que queramos. Podemos ir a los espacios sostenidos en un tiempo detenido que se crean cuando retumba Californication. Podemos ir a las noches estrelladas con cielos infinitos que corren a cargo de llamas y cera. La oportunidad de huir a evaporar nuestros problemas con la leche hirviendo en un café siempre estará a nuestra disposición. Las polvorientas estanterías llenas de prosas y versos nunca cerrarán para nosotras. Los pomos de las puertas, las llaves no pasadas y los papeles coloridos y mensajeros en las puertas existirán a largo plazo. Las camas y suelos ajenos estarán eternamente vacías si necesitamos ocuparlos a las cinco (antes o después del medio día).

No existe ningún tipo de frontera ni de límite, sólo los que nosotras pongamos. Y por ahora todo propósito tiene luz v e r d e . Así que mientras tanto… ¡qué le den a los escépticos!


viernes, 9 de marzo de 2012

"Siempre me estás salvando".



Todo acaba, hasta la peor de las historias tiene un final. Viene el descanso merecido, el suspiro que te hace respirar de nuevo, el soplo de aire fresco con olor a libertad. Cada ciclo tiene su fin, nada es infinito por más que se empeñen en demostrarnos lo contrario.

Esto es lo que aprendí ayer: el fin llega cuando se solapa con el principio. Llamadlo ángel de la guarda, karma, destino, final de etapa, comienzo de otra. Suerte (que no justicia, ya que nunca llegó a existir algo así), casualidad o, sencillamente, vida. Llamadlo como queráis, pero yo definiré la calma que sigue a la tempestad como unos ojos azules.

 

viernes, 17 de febrero de 2012

I'd do anything to make you stay.

"Tranquila, pequeña.

No te lastimes de esa forma, no pienses en ello, no sientas. No dejes que te consuma el miedo, no abandones, no vuelvas atrás, no dejes de aferrarte al presente. No anticipes, no predigas ni profetices. Olvida el futuro y la distancia.

Y si en algún momento crees que todo se viene abajo y te nubla la vista el árido desierto sureño, recuerda la humedad de la lluvia y la sombra de las gaviotas a mediodía; evoca el frío de las noches, los paseos por otras épocas y las escapadas nocturnas.

Y antes de que reacciones estarás de nuevo entre mis brazos, empapada, sin acento alicantino alguno, repleta de viento del Norte.

Así que regresa a casa durante unos días, pero no olvides dónde está tu lugar en el mundo. Vete, pero no me dejes atrás.

Vuelve, pequeña, a tu universo infinito".

jueves, 19 de enero de 2012

People always leave.


Un paso tras otro, hasta que tropiezas, y todo brota. Estallan los pensamientos y los fantasmas que dominan tus sueños, y salen a flote las palabras que murieron antes de llegar a tus labios.

Sabes que es el principio del final cuando lo dices en voz alta porque se hace completamente real, pero ya no puedes más, y tu instinto de supervivencia te dice que hables o morirás. Quieres que te expliquen lo que falta, lo que sobra y lo que nunca existió. Necesitas escuchar que hay una razón para que la gente se marche, una convincente que te haga respirar de nuevo. Exiges. Suplicas.

Un grito mudo en la oscuridad que danza con la nostalgia.

Pero nadie podrá hacerlo nunca. Te levantas y sigues adelante, preguntándote qué es lo que quieren que digas al respecto cuando todo ha acabado. No lo sabes, no lo saben. Y tú, toda tú, vas deshaciéndote en el horizonte con la bruma de la distancia, esperando que aquellos que una vez marcharon vuelvan a por lo que olvidaron atrás.

Y lo único que te hace continuar es saber que, a veces, vuelven.