viernes, 9 de marzo de 2012

"Siempre me estás salvando".



Todo acaba, hasta la peor de las historias tiene un final. Viene el descanso merecido, el suspiro que te hace respirar de nuevo, el soplo de aire fresco con olor a libertad. Cada ciclo tiene su fin, nada es infinito por más que se empeñen en demostrarnos lo contrario.

Esto es lo que aprendí ayer: el fin llega cuando se solapa con el principio. Llamadlo ángel de la guarda, karma, destino, final de etapa, comienzo de otra. Suerte (que no justicia, ya que nunca llegó a existir algo así), casualidad o, sencillamente, vida. Llamadlo como queráis, pero yo definiré la calma que sigue a la tempestad como unos ojos azules.

 

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