jueves, 26 de abril de 2012

ABRIL.


No hay nada más. Abril pasará dentro de cuatro días como otro mes, cansado, rutinario, efímero.
¿Volátil?

Abril, el nuevo Octubre Eterno. Mes de echar de menos, de recomponer ausencias de Marzo. De lluvia (conocida a nivel nacional como "ciclogénesis explosiva"; para nosotras, lluvia), aguaceros y paseos a Follas Vellas. Mes de literatura, papeles amarillos y fragmentos de libros que se cuelan por toda la ciudad; tinta que augura el recuerdo de personajes que nos quitaban el aliento con sus palabras.

Sí, Abril. Abril lluvioso, y seco, y cansado. Abril de nervios y distancia, de Sur y Norte. Madrid, y todo lo que conlleva; Coruña, y todo lo que representa. Santiago, y todo lo que se queda. Mes de la Danza, del Libro, y de rosas rojas y espigas.

Quizá sólo sean 30 días más en mi calendario. Quizá los recuerdos devueltos marchen de nuevo en Mayo y haya que recuperarlos en Junio. De momento, volvemos a ser tres.

Y lo que nos queda.

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