jueves, 8 de diciembre de 2011

Lights will guide you.


Se hizo de noche dentro de esas cuatro paredes, dentro de esa caja de música, de ese depósito de sueños. Se apagó el mundo ante sus ojos, se paró el tiempo ante sus dedos. Pero el sonido de las agujas de aquel metro del tiempo seguía marcando el latido de su corazón, y la almohada acumuló todos los suspiros que perdieron sus pulmones mientras tanto. No se movía el aire, había cesado el sentido de los aconteceres, se había muerto la motivación. Y en aquella habitación había un universo independiente e infinito. Brillaban pequeñas hogueras, que normalmente se fortalecían con la brisa de aire que expulsaban las carcajadas. Que cuando no estaban, echaba de menos. Pero las luces brillaban y alumbraban el vacío del techo.

Eran estrellas. Estrellas, ¿en el suelo?

Mirar hacia arriba y no ver nada. Desolador. 

Pero lo que es realmente horrible es ver brillar miles de estrellas sobre tu cabeza y, cuando miras a los lados, darte cuenta de que estás completamente solo.

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